EL GRAN DÍA

Los grandes acontecimientos políticos, de esos que cambian la faz de los pueblos, tienen sus fechas gloriosas, pero casi siempre escritas con lágrimas y sangre de vencedores y vencidos; por eso de más alta significación, de más alto y perdurable renombre, son las grandes conquistas económicas, de esas que fuera del capricho voluntarioso de los partidos militantes se incrustan en valles y montañas y llevando su influencia benefactora a todas partes, arrancan de todos los pechos exclamaciones de entusiasmo, inspiradas por el engrandecimiento de la Patria.

El 7 de diciembre de 1890 marca para Costa Rica un triunfo decisivo en el campo de sus progresos económicos.

La locomotora, merced a titánico trabajo, parte de las playas del Atlántico; los pantanos ceden el paso, las montañas se inclinan y su silbido anuncia el progreso en la capital de la República.
Una vía al Atlántico: he aquí el más vehemente anhelo del patriotismo costarricense. A la realización de ese ideal consagraron sus esfuerzos Braulio Carrillo, Francisco María Oreamuno, Jesús Jiménez, Tomás Guardia, Próspero Fernández, Bernardo Soto, como Jefes de la Primera Magistratura del país. La pequeñez de éste, sus brusquedades topográficas, los fracasos de las primeras tentativas, las grandes desconfianzas en el exterior, oposiciones políticas y a veces general desconocimiento en el crédito del país, presentaban esa obra gigantesca como un delirio de optimismo, ya que no como una especulación de mala ley.

El genio, la perseverancia, la indomable energía de un hombre, vence todos los obstáculos, y hoy aquel sublime anhelo es una bienhechora realidad; el Ferrocarril al Atlántico es un hecho y Mr. Minor C. Keith es el agente poderoso de esa obra de redención.

Las ovaciones de que este infatigable obrero de nuestro progreso fue objeto e17 [sic] del corriente, de parte de la sociedad, apenas son débil testimonio de los grandes merecimientos a que es acreedor. La patria le debe inmensa gratitud.

(Editorial de "La Gaceta", periódico oficial, de fecha martes 9 de diciembre de 1890, número 287, página 1).